sábado, 16 de marzo de 2013

Artículo de P. Scarpa y M. Corrente sobre la dimensión europea del educador social

En una Europa donde cada vez existen más elementos interrelacionados (como es el caso de la moneda única o el libre tránsito de trabajadores) la búsqueda por la homologación de los perfiles profesionales es una apuesta de futuro. El Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea sentaba sus bases en la circulación libre de trabajadores dentro del Espacio Económico Europeo, un objetivo fundamental de la actual comunidad europea.
Esta libre circulación de personas, ciudadanos comunitarios, les permite ejercer su profesión como trabajador por cuenta propia o como asalariado, en un Estado miembro distinto al país donde se obtuvo el reconocimiento académico de su profesión. Y es en este aspecto donde surge la necesidad de articular un procedimiento normativo por el cual se regulen y reconozcan los diplomas de las cualificaciones profesionales para ejercer una profesión específica.
En este contexto que nos ocupa, el artículo de  "Pedagogía Social.Revista Interuniversitaria" que recomendamos en esta ocasión, obra de Paola Scarpa y Marco Corrente, recoge de forma descriptiva cómo está afectando este proceso de convergencia a la titulación de Educación Social y las ambigüedades y dificultades que podemos encontrarnos para establecer un perfil profesional común y una homologación de las competencias profesionales.

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